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lunes, 25 de noviembre de 2013

Zonas climáticas de España.


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A grandes rasgos
podríamos decir que en España podemos encontrar tres grandes zonas climáticas: una
atlántica o templado húmeda, una mediterránea y otra subtropical (Canarias). La zona
atlántica o templado húmeda se extiende desde Galicia hasta el Pirineo, y se caracteriza
por su elevada pluviometría que se reparte a lo largo de todo el año. Las influencias
marítimas motivan oscilaciones térmicas pequeñas, con veranos frescos e inviernos
suaves. Esta zona atlántica, a su vez, comprende varios pisos bioclimáticos: colino,
montano y alpino y subalpino, según su altura sobre el nivel del mar.


La zona
mediterránea se extiende al sur de la Cordillera Cantábrica y comprende el resto de la
Península Ibérica y Baleares, caracterizándose, en general, por la alternancia de
períodos secos con veranos áridos y otros lluviosos que, según la zona, se producen en
diversas épocas del año. A su vez, en la zona mediterránea podemos distinguir una zona
supramediterránea o continental, con inviernos muy fríos y veranos cálidos,
extendiéndose esta zona por el centro y este de las Mesetas, en el valle del Ebro y en
algunas zonas de Granada.



La zona
mesomediterránea se extiende desde el oeste de la Península a través de los valles del
Tajo, Guadiana y Guadalquivir, con influencias atlánticas que suavizan los inviernos pero
que se van diluyendo hacia el este y hacia el sur debido a los sistemas montañosos. Por
último, la zona termomediterránea se caracteriza también por esa alternancia entre
períodos secos con veranos áridos y períodos lluviosos que tienen su máximo en las
situaciones de "gota fría", generalmente en primavera y en otoño. Las
temperaturas invernales son suaves debidas a la influencia marina y las veraniegas a veces
son muy altas debido a la llegada de aire caliente procedente de África. Esta aridez de
la zona termomediterránea tiene su máximo exponente en el sudeste peninsular, abarcando
las provincias de Alicante, Murcia y Almería, donde se habla incluso de
"desertización". Del mismo modo, existe una estrecha franja costera desde
Granada hasta Huelva que goza de un clima casi subtropical, debido a la protección de las
sierras béticas, con mayores precipitaciones. Canarias, por su proximidad a los
trópicos, goza de un clima subtropical muy benigno, lo que permite el cultivo de
muchísimas plantas exóticas.



Utilizando las
temperaturas medias de las mínimas absolutas anuales, y de una manera simplificada, se
obtiene el mapa de la figura superior, en el que quedan definidas mediante la unión de
las isotermas cinco grandes zonas climáticas que van desde la zona 7, con temperaturas
medias mínimas que oscilan entre -18 ºC y -12 ºC hasta la zona 11, de las Islas
Canarias, con temperaturas medias mínimas entre 6 ºC y 9 ºC. Estas ZONAS CLIMÁTICAS,
también denominadas ZONAS DE RUSTICIDAD, son orientativas, pues todos sabemos que la
temperatura desciende con la altura, dándose el caso de islas o enclaves dentro de una
zona de rusticidad a la que realmente habría que aplicarle la zona anterior. Por todo
ello, insistimos en que los datos proporcionados para cada especie en cuanto a su zona de
rusticidad adecuada son orientativos y constituyen su límite de cultivo, basándonos casi
siempre en nuestras observaciones personales o en ocasiones en la literatura consultada,
por lo que en ciertos casos, y bajo ciertas circunstancias, esa zona de rusticidad
puedría ampliarse.




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Climas de España


El clima de España es muy variado debido a su posición latitudinal, su situación estratégica y por el relieve tan diverso del territorio.

La península ibérica está ubicada en un lugar destacado dentro de la circulación general atmosférica que no permanece estática, sino que existen diferentes movimientos de Norte a Sur, según la estación climática. La península se encuentra en una zona templada, no teniendo características climáticas homogéneas al ser zonas de mezcla entre zonas de aire cálido y zonas de aire frío, subtropicales y polares espectivamente.

La variada orografía de España, así como su situación geográfica, en latitudes medias de la zona templada del hemisferio Norte, hace que el país tenga una notable diversidad climática. Así pasamos de lugares con suaves temperaturas, en torno a los 15 °C, a otros que superan los 40 °C, sobre todo en verano, y de sitios donde las precipitaciones no superan los 150 mm, a otros que registran más de 2 500 mm anuales.

Sin embargo, hay una serie de rasgos generales que pueden resumirse en los siguientes puntos:


Las temperaturas disminuyen progresivamente desde los litorales hacia el interior. Por ejemplo, las temperaturas medias del valle del Guadalquivir oscilan en torno a los 17-18 °C, y en las tierras del Ebro, sobre los 14 °C.

En las tierras del interior, los valores descienden de oeste a este.

Las temperaturas aumentan de norte a sur. La parte septentrional de la Meseta presenta valores entre los 10 °C y 15,5 °C, y la zona meridional, entre 12,5 °C y 15 °C.

Enero suele ser el mes con la temperatura media más baja, mientras que agosto es el mes con el promedio más alto.

Las temperaturas de las aguas del Mediterráneo son más altas que las del Cantábrico. En el primero, la media se sitúa entre los 15 °C y los 18 °C, mientras que en el segundo, ronda los 14 °C.

La amplitud térmica es mayor en el interior de la Meseta, donde en ocasiones alcanza los 20 °C, mientras en lugares como Canarias esa amplitud es menor, y entre el mes más cálido y el más frío apenas hay variación de 5 °C.


Las características del clima mediterráneo


Es el propio de las regiones españolas bañadas por el mar Mediterráneo, aunque no es un clima exclusivo de éstas zonas cercanas al mar.

Las características de éste clima son:

En cuanto a temperaturas, los veranos son muy calurosos y los inviernos templados.

Las precipitaciones son escasas e irregulares. Suelen producirse en primavera y en otoño, en numerosas ocasiones suelen ser torrenciales y provocan abundantes inundaciones.

Se pueden disfrutar muchos días de sol al año.

La vegetación autóctona de estas zonas de clima mediterráneo está representada por alcornoques, encinas, robles, pinos y matorrales olorosos como el tomillo, el romero, el espliego y las jaras.

En algunas zonas donde las lluvias son más escasas, se da una vegetación típicamente desértica, como la palmera, la pita o la chumbera.

Las características del clima oceánico

El clima oceánico o atlántico se da en las zonas costeras bañadas por el Atlántico y el Cantábrico.

Las características de éste clima son:
Temperaturas: los inviernos son suaves y los veranos son frescos; se aprecia poca oscilación térmica.

Las precipitaciones: son muy abundantes; aunque llueve con frecuencia, se producen principalmente en invierno y es una lluvia muy fría.

El cielo se encuentra casi siempre cubierto de nubes.


El paisaje atlántico se caracteriza por su color verde, salpicado de caseríos dispersos construidos de piedra.

La vegetación crece en grandes prados siempre verdes, junto a bosques de robles, castaños, avellanos, fresnos, tilos, hayas y pinos; plantas como los helechos y los brezos abundan entre los bosques. En algunas zonas, principalmente en Galicia, se ha introducido el eucalipto, de rápido crecimiento, que está desplazando a las especies autóctonas.

Las características del clima continental




El clima continental se da en aquellas regiones españolas alejadas del mar y separadas de él por cadenas montañosas.

Las características de éste clima son:

Temperatura: se caracterizan por ser extremas; inviernos muy fríos y largos, y veranos muy calurosos y cortos.

Precipitaciones: son muy escasas y se producen principalmente en primavera y en otoño.

Apenas hay estaciones intermedias: se pasa rápidamente del frío de invierno, al calor de verano.

Las montañas que rodean la meseta impiden la entrada de aires procedentes del mar, que podrían suavizar las temperaturas.

La vegetación es pobre y escasa; se reduce a algunos bosques de encinas y pinos, y a matorrales olorosos como el tomillo y el romero.

Las características del clima semidesértico



Es una degradación por sequía del clima mediterráneo.

Tiene dos variantes una continental y otra costera.

El clima seco continental se da en el interior de la península, en tres zonas: un pequeño territorio del área oriental de Zamora, sector oriental manchego (Albacete) y el valle del Ebro. Hay mucha escasez de precipitaciones que van a oscilar entre 230 y 320 mm/año. Las temperaturas medias anuales son menores de 18 °C.

El clima seco costero se localiza desde la costa de Alicante hasta ocupar las latitudes de Almería.

Las lluvias disminuyen de norte a sur (330 mm/año en Alicante, 230 mm/año en Almería y 120 mm/año en Cabo de Gata). Cuando las lluvias son inferiores a los 150 mm/año se considera clima desértico.

En invierno las temperaturas son templadas (10 °C) y los veranos muy calurosos con más de 26 ºC. Las lluvias están asociadas a la gota fría y también a alguna borrasca debilitada que se introduce por el Atlántico.

Las características del clima de subtropical


Las islas Canarias presentan, a causa de su latitud, un clima distinto al del resto de España.

Las islas orientales se ven influenciadas por la proximidad del desierto del Sahara, aunque el rasgo distintivo del clima canario lo marca la presencia del Atlántico, determinado a su vez por la acción de los vientos alisios y la corriente fría que lleva el nombre del archipiélago.

Las temperaturas son altas (en comparación con la península) todo el año, aunque la influencia del Atlántico hace que el calor no sea sofocante en verano ni que los inviernos sean fríos. Las temperaturas oscilan entre 17 ºC y 25 ºC.

Las precipitaciones son escasas e irregulares a causa de la influencia de los vientos secos del desierto (Sahara) y van aumentando de este a oeste.

Las características del clima de montaña

El clima de montaña aparece a cierta altura y comporta una importante disminución de las temperaturas medias respecto a la zona climática en donde se encuentra.

En la península ibérica, los ejemplos más importantes de este tipo de clima se encuentran en los Pirineos.

Las características son:

Los inviernos son muy fríos con nieve abundante, mientras que los veranos son frescos y lluviosos.
Los suelos son de piedra y poca vegetación.