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martes, 16 de octubre de 2012

EL OSO PARDO

EL OSO PARDO IBERICO
(Ursus arctos pyrenaicus)


Otro animal hermoso y cada vez mas escaso.

Morfología Las
características más definitorias del oso son su espeso y tupido pelaje,
su pequeña cola (apenas 7 u 8 cm) y su enorme cabeza, rematada por dos
pequeñas orejas redondeadas.Es el animal terrestre más grande de
toda la fauna ibérica. Su cuerpo es extremadamente robusto, siendo los
machos mucho más pesados que las hembras, al menos un 25 ó 30% más. Los
osos pardos cantábricos o ibéricos son los más pequeños de todo el
mundo, pues los machos rara vez sobrepasan los 180 kg y las hembras
rondan los 130 ó 140 kg. Los osos tienen unas enormes variaciones de
peso a lo largo del año y de un año a otro, dependiendo de la abundancia
o escasez de comida.
La
altura en la cruz de nuestros osos pardos (desde la base de la pata
hasta la cruz, que es el punto más alto del cuerpo y donde se articulan
las extremidades anteriores) varía entre 90 cm y 1 m y su longitud total
ronda los 2 m (desde la cabeza hasta la cola).La coloración del
pelaje de los osos ibéricos varía desde un crema pálido hasta el pardo
oscuro, pero siempre con una peculiar coloración más oscura, casi negra,
en las patas y amarillenta en la punta de los pelos. Los ojos y el
final de la trufa son negros; son de los pocos detalles que contrastan
con su mata de pelo pardo.El oso pardo es un animal plantígrado,
lo que quiere decir que para andar apoya todo su peso sobre las plantas
de sus pies, igual que los humanos. Por otra parte, es uno de los pocos
animales capaces de ponerse a dos patas, si bien sólo lo hacen en
determinadas ocasiones, como son las peleas psor las hembras o cuando se
sienten amenazados. Su caminar habitual es a cuatro patas.
Hábitat y distribución La
alimentación del oso pardo depende en gran parte de los frutos y las
partes más digeribles de las plantas (brotes y hojas tiernas), por lo
que su hábitat ha de ser generoso en frutos de todo tipo y, por otro
lado, ha de conservar extensiones bastante amplias para permitir a unos
animales tan grandes moverse a gusto, tener lugares tranquilos donde
descansar y refugios seguros para encuevarse durante el invierno.

En
el pasado los osos poblaban la mayor parte de las serranías españolas
y, aunque en muchas de ellas sigue habiendo una abundante cosecha de
frutos, la persecución del hombre y la falta de sitios tranquilos han
hecho que hoy día el único hábitat viable sean los grandes bosques
caducifolios del norte español: la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.Los poco más de 80 osos que quedan en España se encuentran repartidos en tres núcleos poblacionales:

  • Núcleo occidental (Galicia, Asturias y Castilla y León): es el mejor de los núcleos, con unos 60 osos.
  • Núcleo
    cantábrico oriental (Asturias, Cantabria y Castilla y León): está
    separado del anterior por 30 a 50 km y acoge a unos 20 ejemplares.
  • Núcleo pirenaico: es en realidad un núcleo residual que tiene menos de 5 individuos.
Los
últimos osos cantábricos viven en los bosques de hayas de Somiedo,
Degaña y Monasterio de Hermo o en las masas de roble y abedul de la
reserva de Fuentes Carrionas y el alto Pisuerga en la montaña palentina.La
franja más frecuentada por los osos en España es la situada entre los
1.100 y los 1.400 m, si bien hay hábitats favorables para ellos desde
los 500 m en la vertiente norte y a menudo suben hasta prados,
pastizales y roquedos a más de 2.000 m.Alimentación Sus
garras y anatomía general nos revelan la estampa de un carnívoro
típico, cuando en realidad los osos son unos devoradores de carne
totalmente atípicos. Su dieta es casi enteramente vegetariana y de hecho
su dentición se ha ido modificando hasta logar unos molares y
premolares con tallas más redondeadas y mayor superficie, mucho más
apropiados para una dieta basada en plantas y frutos, y unos incisivos
puntiagudos útiles para pastar y cortar tallos y raíces. Sin embargo, en
sus mandíbulas conserva la fortaleza suficiente para abatir presas tan
grandes como un ciervo o cualquier otro ungulado de gran tamaño.Casi
toda la vida y movimientos del oso vienen determinados por la búsqueda
del alimento. Incluso la hibernación se produce por la escasez de
alimento propia del invierno en los bosques caducifolios del norte de
España. Un oso adulto puede llegar a perder hasta el 40% de su peso
durante el invierno. Su alimentación está en un 85% basada en materia
vegetal (bellotas, castañas, hayucos, avellanas, bayas, megaforbios,
tubérculos, brotes tiernos de gramíneas...), y la completa con carroñas,
insectos, miel, setas, aves, huevos y ungulados.Costumbres Los
pocos osos pardos que viven en libertad en España son muy difíciles de
ver. Sin embargo, en algunas ocasiones se acercan a las aldeas
asturianas cuando hay cerca panales, prados o sotos con bayas. Si no, lo
más habitual es conocer su existencia por las huellas y marcas que van
dejando.Cuando llega la época de celo, los machos empiezan a
marcar su territorio en el bosque. A más de metro y medio del suelo
muchos árboles muestran señales de arañazos, mordiscos y
descortezamiento, que los osos utilizan para avisar a los otros machos
de que ese territorio ya tiene dueño. También se frotan contra las
cortezas, para dejar su olor impregnado.Excepto en invierno, los
osos suelen dormir en reducidos camastros sobre una pequeña depresión
que ellos mismos excavan en el suelo (entre 70 y 100 cm de diámetro) o
sobre el mismo suelo. Cubren el hueco con ramillas y hierba. A veces
utilizan para dormir las cuevas invernales o los huecos de los árboles.Para
el letargo invernal ocupan cuevas abrigadas, brezales y huecos de
viejos robles. En la Cordillera Cantábrica la hibernación se suele dar
de enero a marzo, aunque depende de la rigidez del invierno y la
disponibilidad de comida. La entrada en la osera viene precedida por
unas grandes ingestas de alimento con el consiguiente desarrollo de las
acumulaciones de grasa.Los osos han arrastrado siempre mala fama y
sus agresiones han sido casi siempre magnificadas, por lo que su
presencia en Europa se ha ido haciendo cada vez más escasa. Lo cierto es
que las cargas de osos se producen cuendo se sienten amenazados o
cuando creen que sus crías peligran. La mayoría de las veces son
espectaculares, pero rara vez culminan su ataque.Reproducción Los
osos son los vertebrados con las menores tasas de natalidad del mundo.
Las hembras alcanzan la madurez sexual a una edad entre 3 años y medio y
5 años. Entre una camada y otra transcurren tres años, y cada camada
consta de una a tres crías.
Los osos son solitarios en todas las épocas del año excepto en el período de celo que tiene lugar durante el verano.Los
osos pardos son animales polígamos, que se emparejarán varias veces a
lo largo de la temporada. Durante la época de celo, los machos amplían
su territorio y se dedican a vagabundear en un intento de localizar y
controlar el estado reproductivo de las escasas hembras. En esta época,
varios machos pueden llegar a competir por una compañera, enzarzándose
en cruentos combates si las pautas de intimidación mostradas previamente
no surten efecto entre los oponentes.Una vez que el macho ha
encontrado y conquistado a la osa, se formará una efímera pareja que
permanecerá junta por un tiempo, durante el cual ambos consortes sestean
juntos, juegan y se pelean amistosamente. Finalmente, se separarán y
retomarán su vida solitaria.La gestación comienza a finales de
noviembre o principios de diciembre y dura de 8 a 10 semanas. Las crías
nacen en enero y gebrero, durante la hibernación de la madre.Las
crías nacen casi calvas, pesando apenas 500 g, ciegas y sin dientes.
Cuando salen al exterior están ya totalmente cubiertas de pelo y
muestran un característico collar de pelo blanquecino que desaparece con
el tiempo.A los tres meses y medio dejan de depender
exclusivamente de la leche materna, pudiendo recibir otros tipos de
alimentos. El destete definitivo se da al año de vida. El desarrollo de
los oseznos es rápido y abandonan la osera a finales de la primavera.
Estarán con su madre hasta los 18 ó 22 meses de vida, cuando ésta les
abandonará. Ellos permanecerán juntos durante más o menos un año.Problemas de conservación Antiguo morador de la práctica totalidad de nuestros sistemas montañosos y bosques, poco más de 80 osos sobreviven hoy en España, repartidos entre la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.
Entre sus amenazas destacan la humanización de su entorno y la
desaparición del tapiz vegetal por sobreexplotación, cambios en el uso
del territorio y construcción de infraestructuras, junto con los lazos,
cepos y escopetas del furtivismo.Protegida la especie en la
segunda mitad del siglo XX, la pérdida de sus hábitats naturales y el
furtivismo constituyen las principales amenazas de los últimos osos
ibéricos.La pérdida de espacio vital obliga a numerosas
oblaciones de osos a entrar en contacto con el hombre y sus animales
domésticos, provocando conflictos que derivan en batidas ilegales y en
la colocación de cepos y venenos.Las alteraciones y pérdidas de
hábitat incluyen, sobre todo, deforestación por extracción de madera y
apertura de pistas forestales, incendios, conversión de bosques en
terrenos agrícolas o ganaderos, minería a cielo abierto, construcción de
carreteras, pistas de esquí, embalses, urbanizaciones, etc.La
desaparición de las áreas forestales naturales mina el futuro de la
especie. La parcelación de los montes crea barreras artificiales que
impiden el libre desplazamiento de las poblaciones de osos, aislándolas
entre sí y reduciendo las osibilidades de emparejamiento y reproducción,
así como la diversidad genética de las poblaciones (especialmente en
los Pirineos y a corto y medio plazo en zonas de la Cordillera
Cantábrica), aumentando los problemas derivados de la consanguinidad y
dificultando la búsqueda y localización de alimento.Por otro
lado, los incendios forestales destruyen sus ecosistemas vitales y las
repoblaciones con especies foráneas empobrecen los suelos, destruyen la
vegetación autóctona, alteran los hábitats y son proclives a sufrir
incendios.
Además
de la pérdida de su hábitat, en los últimos años el oso pardo se ve
amenazado por el incremento del turismo verde, cada vez más masivo, así
como por el furtivismo. También es víctima de los lazos para jabalíes y los venenos para lobos.Después
de siglos de implacable persecución, la caza del oso fue prohibida de
forma temporal en 1952, y de forma definitiva en todas las Reservas
Nacionales en 1967. Desde 1973 la especie está protegida y su caza está
prohibida en todo el territorio español, pero todavía se capturan como
trofeos de manera furtiva.En nuestro país la especie está
catalogada como en peligro de extinción, lo que ha derivado en la
aprobación de planes de recuperación en toda su área de dstribución. la
Ley de Conservación de la Naturaleza de 1989 exitió la puesta en marcha
de una serie de medidas para mejorar su situación. En 1995, el nuevo
Código Penal estableció un castigo de hasta dos años de cárcel por matar
a un oso, tipificándolo como delito ecológico. En la actualidad, matar a
un oso puede ser penado con multas de hasta 50 millones de pesetas.Las
comunidades de Cantabria, Asturias, Castilla y León y Galicia han ido
creando y aprobando sus respectivos planes de recuperación para
garantizar la conservación de la especie, con medidas de lucha contra el
furtivismo, la conservación de los hábitats naturales y la recuperación
de los degradados, el aumento de los proyectos de investigación y la
mejora de los programas de sensibilización, así como el pago de daños
producidos por osos y las compensaciones a las poblaciones que viven en
zonas oseras.Una de las acciones de conservación más efectivas es
la plantación de especies frutales en zonas oseras para evitar que los
osos se vean obligados a acercarse a áreas humanizadas, donde la
posibilidad de ser molestados o cazados por furtivos es mayor. Las
campañas de plantación en estas regiones sirven para asegurar y reforzar
la alimentación de los osos, sobre todo en primavera y veranoenlaces interesantes: