Tormentas
Una tormenta es una inestabilidad atmosférica fuerte acompañada
de descargas eléctricas (rayos), casi siempre lluvia y a
veces granizo. En montaña son frecuentes en las tardes de
verano, aunque también pueden producirse en otros momentos.
No suelen durar más de una hora. Todo montañero debe
saber qué hacer y qué no hacer ante una tormenta.
Dos son los peligros:

Ser
alcanzado por un rayo.

Quedar
atrapado por la rápida crecida de un río o torrente
debido a la lluvia caída.
¿Qué es un rayo?
Dentro de las nubes se producen incontables colisiones de partículas
que provocan la acumulación progresiva de cargas eléctricas.
Normalmente las cargas positivas se desplazan a la parte superior
de las nubes y las negativas a la inferior.
El aire no es conductor eléctrico, pero si la humedad es
muy alta éste se convierte en conductor.
La diferencia de potencial eléctrico puede producir una descarga
(rayo):

En el interior de una nube

Entre nubes

Entre la nube y el suelo
Las descargas pueden llegar a corrientes de 20.000 amperios y a
voltajes entre 10 y 100 millones de voltios, energía que
se libera en forma de calor. Dura una fracción de segundo
y es uno de los fenómenos atmosféricos más
peligrosos. Los rayos no se desplazan en línea recta. Alcanzan
velocidades de hasta 140.000 Km/sg. Al llegar a tierra destrozan
fácilmente 20 metros a la redonda, pueden quemar árboles
y electrocutar seres vivos.
¿Qué es un trueno?
Es el estruendo provocado por un rayo.
El aire en contacto con el rayo se calienta entre 8.000 y 30.000
grados centígrados, provocando una onda expansiva inmensa,
que puede oírse incluso a kilómetros de distancia.
Los truenos retumban por el desfase entre las ondas de las distintas
partes del rayo.
La velocidad del sonido (340 m/sg) es mucho menor que la de la luz,
por lo que el trueno se oye más tarde que vemos el relámpago.
¿Qué hacer en caso de que
una tormenta nos sorprenda en la montaña?

Ante todo mantener la calma, valorar la situación y actuar
de forma lógica.

Si estamos en un lugar alto o encrestado hay que bajar, evitando
crestas, lomas y aristas, y refugiarse en partes bajas no propensas
a inundarse.

Hay que abandonar todo lo que llevemos metálico, especialmente
piolés y bastones, al menos a 30 metros de distancia.

La mejor posición para esperar que pase la tormenta es en
cuclillas, quietos, lo más agachados posible, tocando el
suelo sólo con las botas (la goma de las suelas es buen aislante).
También podemos esperar sentados encima de un objeto aislante,
una cuerda enrollada, o la mochila si no tiene armadura metálica.

Podemos guarecernos en el interior de una cueva si ésta tiene
cierto tamaño (al menos metro y medio de profundidad y al
menos dos metros de anchura) y si no hay un curso de agua en ella.

Podemos protegernos en el interior de un bosque, mejor cerca de
los árboles más bajos.

Podemos protegernos en el interior de un coche o furgoneta, tras
bajar la antena y cerrar las ventanillas y entradas de aire. (Se
forma una 'jaula de Faraday' que aísla eléctricamente).

Si estamos en un refugio, hay que cerrar todas las puerta y ventanas
para evitar corrientes de aire, y apagar la chimenea.

Si estamos en una vía ferrata hay que abandonarla inmediatamente.

Si estamos cerca de una pared de piedra, hay que mantenerse al menos
a tres metros de distancia, es decir, no pegados a ella.

Alejarse de verjas metálicas, alambradas, vías de
ferrocarril, instalaciones eléctricas o telefónicas,
motocicletas o maquinaria agrícola que podrían actuar
como pararayos.

Apagar teléfonos móviles y walkie-talkies.

Mantenerse alejado de rebaños y animales.
¿Qué NO hacer?

No hay que correr, ya que la turbulencia de aire provocada podría
atraer al rayo.

No hay que protegerse bajo árboles o piedras aisladas, que
podrían hacer de pararayos.

No entrar en aroyos, charcas o lagos, ya que el agua es buena conductora
de la electricidad.

No usar paraguas con punta de metal.

No coger ningún objeto metálico con las manos.

No andar descalzo.

No hay que quedarse en vaguadas, valles estrechos o zonas donde
pueda aculumarse el agua, para no vernos sorprendidos por una crecida.

No protegerse en una tienda de campaña, ya que sus varillas
metálicas podrían hacer de pararayos.

No montar a caballo ni en bicicleta.
El rayo está cerca
Si notamos:

Que se eriza el pelo de los excursionistas

Que los objetos metálicos zumban como un enjambre de abejas

Que los objetos metálicos emiten destellos

Pequeñas descargas eléctricas entre montañeros
Estamos ante desplazamientos de cargas eléctricas, el aire
se ha vuelto conductor, y el peligro de rayo es inminente. Hay que
tumbarse en el suelo rápidamente, en la parte más
seca que encontremos, manteniendo cierta distancia entre los integrantes
del grupo.
Si un rayo alcanza a un miembro del grupo

Podemos atenderle enseguida, ya que el rayo no queda en él.

Hay que aplicar técnicas de reanimación (boca a boca
si no respira, masaje cardíaco si no tiene pulso).

En los puntos del cuerpo por donde haya entrado y salido el rayo
habrá quemaduras, que hay que curar adecuadamente.

El accidentado puede haber perdido la visión o el oído,
tener trastornos nerviosos o algún hueso roto.

Hay que pedir urgentemente asistencia médica.
Lo mejor, prevenir
Lo mejor es no vernos en la tormenta.

Si vemos que se acumulan gruesos nubarrones, con aire cálido
y húmedo, y con turbulencias de aire, lo mejor es dar media
vuelta y finalizar la excursión cuanto antes.

Asimismo, en verano hay que comenzar las rutas muy temprano, para
asegurar que terminamos antes de las cuatro de la tarde, evitando
así los momentos de mayor probabilidad de tormentas.
Fuente: http://www.haciendocamino.org/